Ésta batalla ya se ha dado en otros países, y ahora es el turno de Chile. Los taxistas han protestado en lugares como España o Francia. Y en todos los lugares la comunidad le da el favor a Uber.

Es que es difícil ponerse en el lado del taxista. Es cierto que a nadie le gusta que ingrese competencia en el rubro en que se desempeña, ya que significa repartirse la torta con otros actores, cosa que antes no estaba contemplada. Es cierto también, que al menos en el caso chileno, las patentes para operar taxi son limitadas y se debe hacer una inversión para conseguir una. Pero sin dudas para la sociedad es una mejora, ya que la calidad del servicio debe mejorar, y las partes deben ofrecer mejores condiciones para ganarse al cliente que antes era netamente del taxista.

Es lo que conocemos como «Destrucción Creativa», concepto introducido el año 1942, pero que sin duda es parte de la historia de la humanidad. Citando textual a Wikipedia, «Para Shumpeter, las innovaciones de los emprendedores son el motor del crecimiento económico sostenido a largo plazo». Se crean productos, servicios y modelos de negocio de mejor calidad, que salen a quitar cuota de mercado a los antiguos, haciendo que éstos deban reinventarse para no ser devorados por estas innovaciones.

Los ejemplos abundan, y está claro que el caso de Uber no es el primero, pero sí está en boga en la actualidad, sobre todo en Chile. De hecho para esta situación aplica el concepto de ludismo (Movimiento del siglo XIX), que ya sabemos que no es capaz de hacer frente a una revolución tecnológica, y que con el paso del tiempo pasa a convertirse en una mera anécdota.

Como sociedad, partiendo por las autoridades y por los afectados por éstas revoluciones, se debería tomar otra actitud, de modo de sacarles partido en vez de oponerse. Ya sabemos que no hay vuelta atrás y que los beneficios para la sociedad que éste tipo de cambios acarrea son mayores a permanecer en el status quo. Por lo que es mejor adaptarlos a la legislación y combinar la experiencia del modelo antiguo con los saltos tecnológicos del modelo nuevo, para el caso de quienes se ven afectados directamente.

Dentro del mismo título también está relacionado el debate acerca de si se deben crear patentes a modo de barrera de entrada o dejar que los nuevos actores, puedan copiar para luego mejorar lo ya existente.  Da para pensar, pero se escapa del título de la presente entrada.